Description on Youtube:
Juan Francés de Iribarren – Con amante sacro hanelo (Es El Poder Del Hombre Limitado. Cantada Al Santísimo).
Area medio Ayre: Con amante sacro hanelo
María Espada, soprano
Orquesta Barroca De Sevilla
Coro Barroco De Andalucía
Diego Fasolis, director
Juan Francés de Iribarren nació en 1699 en Sangüesa (Pamplona). A la edad de catorce o quince años partió hacia la Corte de Madrid a perfeccionar sus estudios musicales. En 1717 (con tan solo 18 años) conseguía la plaza de organista de la Catedral de Salamanca, donde permaneció hasta 1733. Durante su permanencia en Salamanca realizó frecuentes viajes a la Corte de Madrid para recapacitarse del estilo más gustoso que en dicha Corte se practicaba, cosa que hizo casi seguramente en la Capilla Real y con el compositor José de Torres.
En octubre de 1733 Iribarren tomaba posesión de su cargo como Maestro de Capilla de la Catedral de Málaga. Sus obligaciones eran las de componer música nueva para los actos y festividades litúrgicas, y la enseñanza de los “seises” (los niños que participaban en el coro desempeñando la voz de tiple o como solistas). Él mismo se impuso además la tarea de organizar el archivo musical de la catedral, muy deteriorado a su llegada.
Iribarren ejerció su cargo durante 34 años y desarrolló una labor muy intensa. El gran número de obras que compuso lo sitúan entre los más prolíficos de su generación. Falleció el 2 de septiembre de 1767.
Iribarren sobresalió como compositor de villancicos y de cantadas.
Las cantatas (cantadas en español) son composiciones destinadas a ser cantadas, en contraposición a las tocatas, ejecutadas con instrumentos de tecla, y a las sonatas, interpretadas por cualquier instrumento que no sea de tecla. La historia de la cantata está ligada a la historia del aria.
La mayor parte de las cantadas españolas conservadas son a una sola voz (algunas excepcionalmente a duo) y son de origen religioso. Suelen estar instrumentadas con dos violines, dos flautas u oboes con acompañamiento de órgano, clave o arpa. Estructuralmente pueden tener una sección introductoria o un grave, alternándose recitados y arias con coplas y minués para concluir de nuevo con un grave.
He aquí una muestra compuesta en 1739, llena de proezas vocálicas, representativa de un estilo que hunde sus raíces en el barroco, avanza con ribetes de transición (belcantismo, estilo galante) y se acerca tímidamente al clasicismo; lo que, visto desde la perspectiva de la música religiosa de la segunda mitad del XVIII, da la impresión de que nuestros compositores no vivían en absoluto de espaldas a las innovaciones se estilaban por entonces en Europa.
Estilísticamente Iribarren es tributario de los recursos de un barroco, que si en las obras latinas se resiste a abandonar la rica tradición contrapuntística del pasado, encuentra en las de lengua romance un escape hacia texturas más simples y melodías más diáfanas como antesala del clasicismo. Son estas piezas (villancicos y cantadas), pródigas en partes s