Enlace a Lista de Reproducción "Las Nueve Sinfonías de Beethoven": https://www.youtube.com/playlist?list=PLBTVDJ8AaT7rdv6PQp3aSmaq01j1jEzPF El año 1800 marcó un hito en la evolución de Beethoven. El 2 de abril debutó en Viena como compositor sinfónico durante un concierto organizado y financiado por él mismo. Beethoven había comenzado a trabajar intensamente en la sinfonía en 1799, completándola al año siguiente. La sinfonía, aunque recibida con entusiasmo en su estreno, ya portaba presagios del radicalismo venidero del compositor. En esa época, algunos observadores comentaron el uso prominente de instrumentos de viento de la obra, pero pocos se percataron del toque magistral de la 1ª sinfonía: comienza con un acorde "erróneo" - acorde de séptima dominante de la tonalidad subdominante de fa mayor y no el esperado acorde de tónica de Do mayor. El musicólogo inglés Sir Donald Francis Tovey apodó esta obra "una comedia de modales". Es, en cierto modo, una parodia sobre el estilo y el vocabulario profundamente arraigados del clasicismo mismo, aunque el humor es, sin duda, el propio de Beethoven. El movimiento de apertura comienza con la célebre disonancia antes mencionada, que marca el comienzo de la lenta introducción, interrogante e insistente. Esto conduce al inicio de la exposición, nuevamente interrogadora en carácter. Las fanfarrias añaden un sabor marcial a la música, que se compensa con el grupo del segundo tema, de inclinación más lírica. La exposición se repite según la convención clásica y el desarrollo que sigue es conciso y mucho más mordaz en sus formas y no permite el mismo contraste entre elementos melódicos y marciales. Ya muy maduro y "estudiado", este desarrollo austero es aliviado sólo cuando llega la recapitulación, ahora con gran contundencia. Los diálogos imitativos entre el viento y las cuerdas son predeciblemente clásicos en estilo, como lo es la jubilosa coda. El andante parece más tenue y relajado, pero el modo en que permanece el drama latente asociado con la forma sinfónica es particularmente sutil y entretenido. Comienza con un motivo fugado, derivado de la creciente tríada armónica escuchada al comienzo de la exposición del primer movimiento y utilizada tan enfáticamente en su coda. Un ingenioso pasaje de orquestación se produce al final de la exposición del Andante. Figuras de tresillos en los violines y la flauta y acordes de acompañamiento fuera de compás son apoyados por toques regulares de los timbales, tal vez señalando un anticipo del Concierto para Violín Op. 61 y de los compases del final del Concierto para Piano Nº 5 "Emperador". La marcación del tercer movimiento plantea la cuestión de si Beethoven podría haberlo destinado a la manera de un majestuoso minueto de Haydn antes de que aumentara la indicación de tempo. La energía rítmica incisiva sugiere algo completamente nuevo y el movimiento ya tiene la forma de los scherzos posteriores de Beethoven - lo es en todo excepto en el nombre. Si bien un episodio más