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Alfredo Le Pera, además de admirar la poesía del nayarita Amado Nervo, era letrista y guionista del actor, cantante y compositor argentino, Carlos Gardel.
Lepera retomó la idea de la poesía de Nervo y mediante el recurso de la paráfrasis, realizó una nueva creación.
La letra del poema fue musicalizada por Carlos Gardel y el director de orquesta, violinista y compositor de tangos, el argentino Terig Tucci, se hizo cargo de los arreglos musicales. El 19 de marzo de 1935 fue grabada en Nueva York y utilizada como tema de la película del mismo nombre, dirigida por John Reinhardt.
El texto musicalizado quedó así:
Acaricia mi ensueño
el suave murmullo de tu suspirar.
¡Como ríe la vida
si tus ojos negros me quieren mirar!
Y si es mío el amparo
de tu risa leve que es como un cantar,
ella aquieta mi herida,
¡todo, todo se olvida..!
El día que me quieras
la rosa que engalana
se vestirá de fiesta
con su mejor color.
Al viento las campanas
dirán que ya eres mía
y locas las fontanas
me contarán tu amor.
La noche que me quieras
desde el azul del cielo,
las estrellas celosas
nos mirarán pasar
y un rayo misterioso
hará nido en tu pelo,
luciérnaga curiosa
que verá...¡que eres mi consuelo..!
En la versión cantada por Carlos Gardel, él recita:
El día que me quieras
no habrá más que armonías,
será clara la aurora
y alegre el manantial.
Traerá quieta la brisa
rumor de melodías
y nos darán las fuentes
su canto de cristal.
El día que me quieras
endulzará sus cuerdas
el pájaro cantor,
florecerá la vida,
no existirá el dolor...
Para enseguida, en la película, continuar cantándola, ahora a dúo con Rosita Montero:
La noche que me quieras
desde el azul del cielo,
las estrellas celosas
nos mirarán pasar
y un rayo misterioso
hará nido en tu pelo,
luciérnaga curiosa
que verá... ¡que eres mi consuelo!
"El día que me quieras" poema del autor Méxicano Amado Nervo se publicó en 1922 en el libro El Arquero Divino:
El día que me quieras tendrá más luz que junio;
la noche que me quieras será de plenilunio,
como notas de Bethoveen vibrando en cada rayo
sus inefables cosas,
y habrá juntas más rosas
que en todo el mes de mayo.
Las fuentes cristalinas
irán por las laderas
saltando cantarinas,
el día que me quieras.
El día que me quieras, los sotos escondidos
resonarán arpegios nunca jamás oídos.
Éxtasis de tus ojos, todas las primaveras
que hubo y habrá en el mundo, serán cuando me quieras.
Cogidas de la mano, cual rubias hermanitas
luciendo golas cándidas, irán las margaritas
por montes y praderas
delante de tus pasos, el día que me quieras...
Y si deshojas una, te dirá su inocente
postrer pétalo blanco: "¡Apasionadamente!"
Al reventar el alba del día que me quieras,
tendrán todos los tréboles cuatro hojas agoreras,
y en el estanque, nido de gérmenes ignotos,
florecerán las místicas corolas de los lotos.
El día que me quieras será cada celaje
ala maravillosa, cada arrebol miraje
de las Mil y Una Noches, cada brisa un cantar,
cada árbol una lira, cada monte un altar.
El día q